En el Ministerio de Maestro, velamos por las cosas más profundas de las verdades de Dios y las comunicamos de forma sencilla y clara a la Congregación en general.
Nuestra meta es que toda la Iglesia desee servir a Dios, por sobre todo agradarle, buscarle y andar según su bendita Palabra y no según las obras del hombre. Hemos sido llamados por el Señor, teniendo como fundamento la Palabra Las Sagradas Escrituras, explicamos a la Iglesia sin importar su edad espiritual, ni condición. El enemigo tiembla ante una Congregación con conocimiento.
Nuestras funciones son:
- Hacer discípulos, enseñar lo aprendido por los Apóstoles, y encargarlo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros
- Estudiar con esmero y unción las Sagradas Escrituras para poder enseñar, redargüir, corregir e instruir con justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
- Debe enseñar con autoridad.
- Debe tener revelación de los secretos de Dios, ser persistente en el estudio y diligente en la enseñanza.
- Debe ser fiel a la Palabra revelada y también idóneo para enseñar.